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martes, 20 de mayo de 2014

MAS ALLA DEL POZO…

Seguramente pensaba que iba a ser un día normal. Que iba a sacar agua del pozo de Jacob e iba a seguir su rutina. Pero no fue así. La mujer samaritana se encontró con la triste realidad de su vida, con los errores de su pasado, y con su inmensa necesidad de un Salvador. Cuando nos acercamos a Jesús, también como ella, enfrentamos quienes somos, de dónde venimos, y lo que necesitamos… La Biblia dice en Juan 4:4, “Y le era necesario pasar por Samaria.” Para Jesús era más importante este encuentro que cualquier otra cosa. El planeo, escogió, y con detalle llevo a cabo su plan. Y, cuáles fueron los resultados? Una vida trasformada, llamada a un propósito, y llena de esperanza! Esta historia es como la nuestra. Sin embargo día tras día veo mujeres estancadas junto al pozo. Quizás hemos tenido un encuentro con Jesús. Hemos escuchado Sus palabras. Hemos enfrentado nuestro pasado. Hemos recibido perdón. Pero nos hemos quedado ahí. Junto al pozo.
Por muchos años viví sintiéndome culpable, atada, y debilitada ante los errores de mi pasado. A pesar de tener encuentros con el Señor en los cuales sentía Su amor, Su perdón, y Su paz, no me movía de ese lugar. En algún momento llegue a pensar que me quedaría junto al pozo, escuchando Su palabra, recibiéndola, y aprendiendo de ella cada día. Pero que equivocada estaba. Que engañada estaba por el enemigo. Eso es exactamente lo que él quiere. Limitarnos. Hacernos sentir que no somos suficientes. Culpabilizarnos. Paralizarnos.
La Biblia dice en 2ª Corintios 3:5 y 6, “no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.” Sabemos que no somos suficientes, que todo lo que somos es por El, pero no podemos quedarnos en el pozo recibiendo Su palabra solamente. Él nos ha dado Su Espíritu para mostrar Su poder.
La mujer samaritana recibió la revelación de quien era Jesús! Se dio cuenta que estaba parada delante de Él que perdonaría su pecado, sanaría su pasado, y transformaría su vida por completo! Entonces ella actuó y volvió a su casa y conto sobre su encuentro con Jesús. Y en el versículo 39 del mismo capítulo 4 de Juan leemos, “Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en El por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: Él me dijo todo lo que yo he hecho.” El Señor quito la vergüenza de esta mujer, el temor, las ataduras de su pasado. Ella testifico, ella fue más allá del pozo y comprendió su llamado.
A los 18 años escuche la voz del Señor que confirmaba su llamado para mi vida. En ese momento estaba apartada del Señor y muy dolida y confundida por situaciones familiares. Sin embargo, con los años fui tomando pasos más allá del pozo. Fui caminando permitiendo que el Señor me cambiara, me liberara, desatara las cadenas que me ataban y demostrara Su poder atreves de mí. Han pasado más de diez años y puedo decir confiadamente que estoy cumpliendo mi propósito, el plan perfecto que el Señor tenia para mi vida y también sé que viene más!
Hermana, amiga, no te detengas en el pozo. Recibe día a día, pero avanza en Su propósito. Él ha diseñado tu vida para creer y hacer. Veras lo que el Señor hará por medio de tu testimonio, de tu obediencia. Los versículos 41 y 42 dicen, “Y muchos más creyeron por su palabra, y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que este es en verdad el Salvador del mundo.” Hay esperanza para muchos más si tan solo cumples tu propósito, si tan solo vas más allá del pozo!

-Adriana Marin